¡Te soñé, toda de estrella derrochando luz,
con el color de andar la soledad,
soltando lunas del vestido!
Y un papel robé del aire de este nuevo amor,
para escribir el novelón final,
algún poema que no acabe más,
que vuele de mi alcohol hasta tu piel.
Del viento, saqué una pluma que perdió un gorrión,
con ella grabé en tu cuerpo mi mejor canción.
Y a veces quiero entregarte lo que aún no soy,
vestirme con los relinchos de este gran amor.
Espejismo real, hijita de otro sol,
lugar que yo inventé para temblar.
¡Te encontré por las esquinas del atardecer,
como una flor que me empezó a curar
el beso roto de mi herida!
Fue volver hasta ese ayer donde escondí al amor
tras los telones de la soledad,
rompí el candado de la tempestad,
me entierro en tu verdad para vivir.
¡Qué lindos se ven los niños de tu corazón,
corriendo por los andenes de mi gran dolor!
De noche busco a la luna para hablar de vos,
le cuento que estás lloviendo sobre esta canción.
Espejismo real, hijita de otro sol,
lugar que yo inventé para temblar.