(recitado)
Escuchá, viejo Gardel,
las notas tristes de un tango
que canto en nombre de un pueblo
que tu muerte está llorando;
Viejo zorzal que te fuiste
para nunca retornar,
de todas partes volviste
ya no has de volver jamás,
pero ningún argentino
de vos se podrá olvidar.
(canto)
Tu Buenos Aires querido,
sumido en gran desconsuelo,
llora lágrimas de sangre;
está enlutado tu suelo.
En Corrientes y Esmeralda
se juntó la muchachada,
y con lágrimas sinceras
la tragedia comentaban;
ya nos dijiste una noche
cantando desde París,
quién sabe la muerte mía
no me encana el mejor día
y me quedo por aquí...
Las guitarras
enfundadas
están tristes,
desoladas.
Tus colegas,
tus amigos,
los porteños,
tus hermanos.
Y los tangos
rezongones,
y los viejos
bandoneones
todos lloran,
todos gimen.
Y un crespón
en lo s violines
hacia todos
los cafetines
cantarán
nuestro dolor.
Viejo Gardel, que una tarde
te remontaste al cielo
cuando todos te esperaban
para abrazarte de nuevo.
Fue Carriego o fue Taborda,
o Florencio te llamó,
tal vez ellos envidiosos,
querían sentir tu voz.
Y entre cuerda y diapasones
te fuiste a la ventura,
a pasar nuestras canciones,
triunfalmente en las alturas,
¡para nunca más volver!