La fiebre de mis venas se ahoga en tu capricho.
Rebelde y hechicera, negándote al amor.
En cada risa tuya se esconde un desafío
que nace, oscuro y frío, sin sueños de ventura.
La fiebre de mis venas agranda mi martirio
y noche a noche siento morir mi corazón.
Prefiero perderte, no ser tu fantoche.
Ya nunca he de verte, para siempre adiós.
Todo mi cariño quedará a tu lado
yo estaré muy solo, recordándote.
Prefiero perderte a vivir esclavo
del hondo misterio que encierra tu amor.
Prefiero perderte, aunque sufra mucho,
aunque me desangre por volverte a ver.
Culpable,
culpable es el pasado que te cerró la mano
con un ensueño roto, vacío, sin calor.
Culpable de tus dudas, de ver que no hay hermando
y yo pagué ese daño con tragos de amargura.