Moraleja

Poema lunfardo

Mi madre es un ejemplo de recato,
de honradez, de cordura. Su compleja
visión del bien y el mal sutil coteja
lo frívolo, lo turbio y lo sensato.

Me induce a proceder sin arrebato
-que la frivolidad es muy diableja-
alucina con tanta candileja
y claudica en algún placer barato.

Despreciar siempre el vil concubinato
con mesurado ímpetu aconseja,
prefiriendo un honrado celibato.

Mas yo saqué mi propia moraleja:
El vivir, es así bastante ingrato,
por eso claudiqué. Lo siento, vieja.