¡Qué racha tan fulera! Con los grilos sin vento
manducar cada yorno se convirtió en hazaña.
¿Quién es el que la guita de tal modo guadaña
que, por poco, nos manda de regreso al convento?
Habría que ir pensando en pirársela un día
aunque al cuore le vaya la vida en este raje.
¿Es pasar por otario, o es señal de coraje
quedarse en esta tierra del amor y el gomía?
Da mufa esta condena de andar y andar camino
metido en el balurdo de ser un argentino.
Pero, a veces, la cosa viene mal barajada
y el mundo yira y yira sin que le importe nada.
Bajarse no se puede. ¿Adónde está tu mano
hermano, hermano, hermano...?