Que tristes las horas que paso
pensando en ti, vida mía.
Que no he de volver a los brazos
de la que fue mi alegría.
Yo siempre me paso las noches
de insomnio en entera frecuencia,
pensando cual es el reproche
de tu ingratitud e indiferencia.
No me eches nunca en olvido,
por distante que yo esté.
Acuérdate que tú has sido
quien me ha enseñado a querer.
Mi pecho modula estas notas
al estar a tu lado, María.
Que mi alma por ti ya se agota,
no me hagas sufrir, vida mía.
Suplicios e imploros relata
esta humilde canción,
no me apartes de mí, Virgen Santa,
no me apartes de tu corazón.