Aída

Niña elegante y gentil
al ritmo tentador de un vals
en tus miradas yo vi
la luz de la ilusión brillar.
Y de tus labios en flor
un dulce respirar oí
evocador del recuerdo feliz
que brotó de tu boca, así:

Recordar
es vivir
la emoción
del placer
que soñó el corazón.
Y al bailar
este vals
quiero yo
soñar,
y volver
a escuchar
la canción
del ayer
que al pasar
me dejó
con el son
de este vals
su despertar de amor.

Nubes rosadas de amor
pisaron al bailar tus pies
soñando con la pasión
que, pura, en tu inocencia fue.
Mientras, al suave compás
tu almita angelical voló
para entonar esta suave canción,
que al bailar repetía, así: