Buenos Aires, siglo mío

Tango

Parece mentira que hayamos vivido
sin tele, sin ciber y sin Internet.
Con sólo un muñeco, un tren rantinfuso,
un trompo cachuzo y un mono sin pies.

Parece mentira que hayamos tomado
la sopa aguachenta, la borra del té;
el gofio en bolsitas, el ricino en lata,
la leche con nata y el mate de ayer.

Que hayamos enfriado el vino en el hielo,
y charlado de autos con Fangio en un bar;
jugado a las cartas con el buen abuelo
y esperado al viejo que vuelve en tramway.

Que hayamos sufrido los golpes de estado
cuando los milicos ladraban en red
consignas absurdas y la patria toda
los tomaba en joda... pero así nos fue.

Parece mentira ¡qué pronto ha pasado!
Tarzán por la radio y el Glostora Club;
y aquella muchacha que nos dio su mano
y se fue temprano con su juventud.

Parece mentira que hayamos mirado
la luna cuando Armstrong le puso su pie;
que hayamos cantado con Lennon, con Ringo,
y apostado a un pingo como hizo Gardel.