Viejo cofre, es la hora fatal,
en que la luna se filtra
como bruja en mi atalaya.
¡Ven, muéstrame tus cartas, una a una,
para entonar esta triste canción!
Cómo pasan las horas, fugaces,
cómo viene llegando el dolor,
cuando níveo se torna el cabello,
se va encorvando el cuello
y arrúgase la faz.
Juventud, como huyes veloz,
sin mirar que contigo se van,
los azules ensueños, que un día
nos forjó la vida, llenas de ilusión.
Viejo cofre que guardas, celoso,
los recuerdos de mi juventud,
cofrecito de cartas y flores
que hoy mustias como un ataúd.
Cofrecito cargado de cartas
y de flores que el tiempo secó,
hoy tus viejos romances ocultan
¡cuántas huecas palabras de amor!
En el mundo vagué sin cesar
como paria buscando el placer,
y en mi andanza tenaz por la vida
busqué la mentira que llaman verbo amar.
Y hoy regreso y blasfemo el amor
que con tanto fervor profesé,
pues me dice el cofre sagrado
que todo el pasado, con él se fugó.
Juramentos, promesas, ilusiones,
que se han ido para no volver,
sólo queda olvidado en un cofre
un oscuro montón de papel.
Cofrecito cargado de cartas
y de flores que el tiempo secó,
en tus lívidos pétalos muertos
algún día también iré yo.
¡Ven, muéstrame tus cartas, una a una,
para entonar esta triste canción!