Una noche en la milonga
purrete te conocí.
Floreando un tango de moda
y no sé lo que sentí.
Al compás arrabalero
de ese tango compadrón
me dijistes, bajito, te quiero
sos mi nena toda mi ilusión.
Mi purrete arrabalero
siento en mi boca aún el calor
de aquel tu beso de fuego
tan apretado y que poco duró.
Creí estar en el cielo
sentí un mareo y tú eres mi Dios
y al separarme te dije te adoro
quereme siempre soy tuya Señor.
Y ya asomaba la aurora
cuando el baile terminó.
Recuerdo nos despedimos
en un rincón del salón.
De aquel beso que me distes
sólo el recuerdo quedó.
Nunca más volví a verte mi negro,
nunca más volví a verte mi amor.