(Recitado)
Se vio por la tarde, cuando oscurecía,
rondar silencioso las calles de aquel
rincón del suburbio, solar de otros días,
a un hombre, que al verlo las viejas, decían
que un falso cariño lo echara a perder.
De mis amores, primer barrio querido,
hoy vengo a verte después de larga ausencia,
de horrible tedio mi corazón herido,
en busca de tu consuelo a mi aflicción.
Yo soy aquél pebetito cariñoso
que allá en las horas primeras de mi albor
tus callejones corrí
cantando así
libre como un ruiseñor.
Ruedan ya por mis mejillas
dos lagrimones, al ver
en ruinas el ranchito
que feliz me vio nacer.
El cruel paso de los años
igual que a mí lo envejeció
y cual mis tristes desengaños
son esas huellas que en él dejó.
¡Cuántos recuerdos dejé por ti esparcidos
desde la infancia a mis años juveniles!
Que mi consuelo son hoy, barrio querido,
al evocarlos en mi desolación.
También tú sabes la pena que me aflije
tú bien recuerdas aquel primer amor
que allá más tarde murió
y me dejó
este mi acervo dolor.