Caminito de la iglesia que de chico recorría,
caminito, nunca, nunca te llegaré yo a olvidar.
Me acuerdo las margaritas que en tu camino crecían
y que afanoso en un ramo a mi virgen fui a llevar.
Caminito de la iglesia que más tarde, siendo hombre,
recorrí con una ingrata que tanto me juró amar.
Me acuerdo que me decía: «No veo llegar la hora,
que por este camino, nos volvamos de casar».
Caminito de la iglesia que una noche de tormenta
lo recorriera ella sola cuando dispuso fugar,
y que yo a la otra mañana lo recorrí sólo y triste,
torturada mi pobre alma y en un continuo llorar.
Caminito de la iglesia, hoy los años ya pasaron,
y a pesar de tantos años, lo recorro sin cesar;
para ir hasta esa iglesia donde está la virgen santa,
a quien ruego a las mañanas que yo la vuelva a encontrar.
Caminito de la iglesia, no creas que aún la quiero
y que ruego porque venga para volverla a adorar.
Es tan solo por decirle que fue muy mala conmigo
y que vea que mis ojos ya no pueden más llorar.
Caminito de la iglesia, bendigo tus margaritas
y con ellas otro ramo de nuevo quiero formar,
para llevar a la virgen y pedirle en tierno ruego,
que me corte la existencia para dejar de penar.