Vaya parando la oreja todo longhi quinielero,
que viene un taita orillero en el arte de apuntar;
hay que saber trabajar de cráneo y sin manyamientos,
Yo trabajo con el muerto sepultado en el melón
y zarpo de refilón la precisa en el momento.
Yo banco de combinada de puro cráneo acentao
y a cada tungo apostao le vicho la boleteada,
yo nunca tuve mancada, no soy como aquel cartón
que jotraba a lo chavón yugando de papeleta,
y se morfa la boleta con un muerto de garrón.
Palito, docena, media,
fue de quinta el marcador;
treinta y diez a ganador,
la docena: tres con treinta,
la media: cuatro noventa,
de sexta: borrado el uno,
y sobre el pucho rejuno
por si viene la cabrón,
pa’ darle cara al botón
con un chamuyo oportuno.
Vaya un cinco a Tucumán por el coco al doble tres,
y al fraile con el revés de a palo a la Nacional.
En los diez primeros van el trío por separao,
con un pelpa colorado, ¡salute!, le pianto al tubo
y ahí nomás me quedo mudo con el mate descargao.
Ya ve el otario a la gurda como este ñorse camina,
tengo checo, percantina y el santo dentro’e la zurda.
Todo gil que se embalurda no se puede entreverar;
hay que saber trabajar con la testa bien templada,
pa’ que no tengan mancadas y aprendan a laburar.