Corazón-gorrión

A don Héctor Negro

I
Te imagino pibe, prendido a la radio
gritando los goles del Rojo a lo lejos.
Capo de biyarda, rabona y sombrero,
antes del asombro por el primer beso.

Te imagino luego, lectura y laburo,
el puño cerrado, los brazos abiertos;
la bronca apretando el sobre del sueldo
y el alma llevando poemas al viento.

II
Y es que tu corazón-gorrión es bien de abajo
de allí donde hace nido la utopía
para poder decirle al olvidado
que es la esperanza la que nos ilumina.
Y es que tu corazón-gorrión es bien de barrio
de patios con malvones y glicinas
no sabe de agachadas ni misterios
y deja su verdad en tangos nuevos.

(Coda)
Y es que tu corazón-gorrión, Don Héctor Negro
ya no es tan solo tuyo. También es nuestro.

I Bis
Te imagino en mesas de luchas y sueños
llevando El Pan Duro que amasan los versos,
tiempo de tranvías y sangre rebelde
escondiendo en vano el corazón tierno

Y te veo Héctor Buenos Aires tango,
de lindas morenas de labios quemando.
Y te veo siempre tendiendo la mano
para el que precisa, vos sos un hermano.