Tango triste y querido

1930

Música oscura, muestra la incierta,
acre tristeza que entra a bailar,
flota en la murga la rata muerta,
que la noche ahoga en el albañal.
El viento lejos llama a una puerta,
la mala palabra de uno despierta
el alma torva del arrabal.

Sobre la escena, ya despintada,
por el otoño y por su verdín,
une su pena, de madrugada,
la nota oblicua de algún violín.
Y la pareja baila marcada
por inminencia de la puñalada,
que es la frontera del cafetín…

Con su pereza de china cansada,
arrastra el flato un bandoneón,
cruza un malevo alguna esquina,
con tu recuerdo en el corazón.
Esa muchacha se hace la esquiva,
pero la alcanza a la deriva,
el roce oscuro de tu emoción.

Hay un revuelo de luces bajas,
brillo sinuoso de algún facón,
de las mesas se esparcen las barajas
y un filo muerde a un corazón…
“Tango” de Buenos Aires única alhaja,
su triste y querido “gotán” que raja,
la entraña ardiente del bandoneón…