Celosa

¡Celosa!, qué me importa que me digan
si es cierto que en el alma me han clavado
los celos su puñal envenenado
y que esa herida no se ha cerrado.
Celosa no he de estarlo, madre mía,
si el hombre que era toda mi ilusión
a otra dio su corazón y llevóse mi alegría.

Hay más hombres me dice la gente
como todas ya lo olvidarás
pero yo soy diferente
yo quiero al mío
y a nadie más.
Él rechaza mis ruegos ardientes
y maldice mis celos de fiera
y es por eso que quisiera
morirme y dejarlo en paz.

Celosa como un fuego en las entrañas
me muerde la traición del hombre amado
ya me pagará lo que he llorado
esa canalla que lo ha embrujado.
Celosa no he de estarlo si lo adoro
si aquel a quien amaba con pasión
a otra dio su corazón y era mi único tesoro.