¿Qué nos queda, ciudad? Sólo este olvido…
¿En qué última esquina se marchita
la esperanza de un sueño que no ha sido,
un perfume a malvones y una cita?
Hoy tus altas ventanas de silencio
me regalan las flores del hastío
y en tu asfalto brutal, motor y gente
van mil ojos distantes, mil olvidos.
Por tus calles de sorda indiferencia
amanece el hambre de mil niños
abandonos, amores y conciencia
tienen precio en la feria de tu olvido.
¿Pero cómo vivir bajo otros cielos?...
Si sos puerto de todo lo que he sido.
Sos abrigo y materia de mis sueños;
sos el mapa final de mi destino.
Pero sé que hubo un cielo sin cemento
habitado por lunas florecidas
y hubo patios hinchados de tibieza
y hubo esquina de citas y caricias.
Se hizo bruma y olvido nuestra esquina
y aquel beso murió junto a la tarde
hoy hay flores de gris sobre mi vida
y hay un cielo de hollín en tu paisaje.