Piba linda cuanto sufrías
siempre llorabas tu dolor
porque tu alma sólo pedía
dulces caricias de un amor.
Una tarde cuando penabas
y recordabas con pesar
en tu dolor bien se notaba
que no tenías a quien amar.
Yo te ofrecí, viéndote hermosa,
el amor de mi ardiente corazón
y tú, radiante como una diosa,
correspondiente a mi pasión.
Pero hoy, mi vida es un calvario
la muerte vino, pronto te llevó
fue tu destino amargo…
donde ha ido… nunca regresó.
Eras mía, mujer querida,
me abandonaste ¡ay de mí!
Y mi alma fue cruel herida
desde el instante en que te vi.
Me consuelo en el recuerdo
de mis horas junto a ti,
vivir quería de “amor eterno”
sólo fue un sueñ… “Ya te perdí”.