Las horas de pasión que ayer nos cautivaron
efluvio de ilusión de un venerado amor…
prendida en tu portal, la rosa madreselva…
lloró sobre tu pelo… lloró sobre tu voz…
Y así pasó el otoño y así durmió la tarde…
Y así llegó el invierno y así que está de Dios
que hoy busque las razones, que no detuvo el tiempo
cuando llegó aquel día en que dijiste adiós…
Está de Dios que tú ya no me quieres
¿tal vez un día te acordarás?, tal vez
cuando temblando de amor… me repetías
amado mío… jamás te olvidaré
no seas ingrata, desliga esa cadena
que aprisiona y ahoga un santo amor…
Está de Dios que has de apurar mi pena
y está de Dios que aumentes mi dolor…