Colgando de un pincel que ya no uso,
bordadas al mantel de mi cocina,
envueltas en cenizas de otro invierno,
tal vez en una nube bailarina.
En sombras de pared con telarañas,
en suelas desgastadas de otros pasos,
riéndose de mí dentro del libro
que alguna vez durmiera entre mis brazos.
O será que no quiero desatar los cordones
con perfume a silencio que les puse algún día,
o quizás están ciegas, o pasadas de moda
todas mis fantasías...
Se ilumina mi alma intentando el encuentro
hoy que puedo hilvanarlas en alguna poesía.
Quiera el viento en las flores, o una copla del alba
retornar su alegría.
Habrá que descolgar tanta costumbre,
prender la luz profunda que me invita,
jugar a las cosquillas con el fuego,
a ver si en una de esas me visitan.
Habrá que desnudarse de los miedos,
del cómodo ritual del mismo acorde,
borrar y reinventar la melodía,
cantarles ¡Piedra libre!, y que desborden.