No importa dónde estés... ¡Ya no te irás!
Los pájaros imitan tu trinar.
En medio del dolor, la melodía
inunda, permanece, se hace mar.
Delicia de guardar tu calidez,
el eco de tu voz tan familiar;
su espíritu fecunda,
reverdece de penar.
Cantora universal, revivirás
en sones de la tierra, al cosechar,
en típico dulzor de la cañada,
en la profunda luz de tu cantar.
Bandera militante de la paz,
cigarra peregrina, barro y pan,
memoria americana
que a tu sur has de abrazar.
Jamás podrá el silencio sentirse solitario
con la inmortal tonada que le cantó tu amor.
Añoran tu garganta los versos solidarios,
el viento hace piruetas buscando su color.
Octubre huele a pena, a beso interminable
y el grito se hace aplauso del pueblo que te amó.
No importa dónde estés... ¡Ya no te irás!
Tu copla baila un río celestial.
Tu risa es luna nueva puesta al sol,
tu aliento corazón en carnaval.
Octubre es un pañuelo con perfume a recordar.
A la memoria de Mercedes Sosa