Señora de mi bulín
ha dejado de ser patrona
y, por favor, se las toma
que si agarro
bronca, si agarro...
le voy a parar el carro
en una forma brutal,
pues nadie me va a negar
que usted me chapó
de otario.
Yo le compré una radio,
para que escuchara
a Gardel, Magaldi y “El caburé”,
“Pelele” y “El “Entrerriano”.
Y usted escracha un fulano
que canta la cafetera,
y para hacer más fulera
su rantifusa virtud,
se pasa la noche entera,
haciéndome blú, blú, blú.
Le juro por mi salud,
Que esta se la cuento
a Caggiano, para que
el payador soberano
que supo adornar
la viola, le haga
la contra al tano
cantando la cacerola.
En cuanto a usted,
mina cola, si quiere
que la perdone,
le da el espiro a Paone
y escucha música porteña,
Que el alma de un reo
sueña cuando ronca
el bandoneón del tango
“Rodriguez Peña”.