A la vuelta de la esquina,
muy atento la esperaba,
mientras tanto repasaba
las palabras que estudié.
Ella que viene llegando
la miraba de costado
justo que pasa a mi lado
el chamuyo me olvidé.
Y así consumo mis horas,
que se escapan como el humo
de un cigarrillo encendido
temblando en mi timidez.
El umbral donde la espero
es testigo de esperanzas
y a mis ojos no le alcanzan
mirarte y que no mirés.
Qué ilusión que me sonría
porque no estoy dibujado
un piropo me he estudiado
que la barra me sopló.
Esta noche me la juego
yo me animo de una vez,
convencerme de que puedo
a piantar mi timidez.