Por
Juan Carlos Thorry

Thorry - El tango según Juan Carlos Thorry

i relación con el tango es antigua, íntima y sentimental. Era muy chico y ya mi viejo, quien tocaba la guitarra, me enseñó algunos acompañamientos (dominante y tono), con los que empecé a canturrear mis primeros «dos por cuatro».

«¿Cuál habrá sido la primera melodía? Me acuerdo, así a lo lejos, de la armonía de “La cumparsita (Si supieras)”, aquella de: «Si supieras, que aún dentro de mi alma...» Y ya, más grande, aquel «Buenos Aires, la reina del Plata...», o «Rechiflao en mi tristeza...», cuando empecé a conocer a Carlos Gardel.

«Los primeros «largos», el fin del bachillerato, el ingreso a la universidad, van muy unidos con las primeras experiencias en la milonga. Íbamos a bailar a aquellos cabarets de entonces, que luego fueron boites y después night-clubs y ahora son boliches. Y allí realizábamos un torneo de firuletes y quebradas con los mejores intérpretes de la época: Aníbal Troilo, Juan D'Arienzo, Osvaldo Fresedo, Osvaldo Pugliese, Edgardo Donato, Alfredo De Angelis, etcétera. Todos arrullaron nuestros sueños adolescentes, con las más populares melodías de entonces.

«Y allí, en el Florida Club, conocí y me hice amigo de Osvaldo Fresedo, cuya amistad aún hoy tengo el honor de disfrutar, y de los músicos de su orquesta: los inolvidables José María Rizzuti, el tano Muzzi y el violín de oro de Manlio Francia. Fue Rizzuti quien le dio forma en el pentagrama a mi primer balbuceo «de oreja» en el piano. Una dulzona melodía, con letra también almibarada que se llamó “Pensando en ti” y que, para eludir compromisos, dediqué diplomáticamente, en la carátula de la edición de Rivarola: «A Ella». Lo grabó Fresedo. Y a mí me pareció que aquello era el máximo acontecimiento de mi vida.

«Luego vino, al hacer abandono de los estudios y empezar esta bendita carrera, el canturreo profesional, en radio o en teatro, donde mezclé las melodías foráneas tipo jazz o bolero o canciones francesas, con las más famosas expresiones tangueras del momento. En 1934, en el cine teatro Paris de la calle Suipacha, entre Cangallo y Bartolomé Mitre (ya, no existe), trabajé en unos espectáculos radioteatrales que dirigía Claudio Martínez Payva y cuyo elenco encabezaba Fernando Ochoa. Yo presentaba el espectáculo y, además, cantaba jazz con la orquesta de Rudy Ayala. Había un contrapunto de jazz y tango. Las dos orquestas eran la mencionada jazz de Ayala y la tanguera de Juan Canaro. En esta orquesta el pianista era Rodolfo Biagi.



«Fue, consecuentemente, en oportunidad de estos programas que conocí al querido Manos Brujas, con quien nos hicimos amigos y, en un ensayo, me hizo oír un tema que acababa de componer y me pidió que le hiciera letra. Allí, sobre el piano, pergeñé las primeras palabras de “Indiferencia”. Algo parecido pasó, años después, con Edgardo Donato, en Radio El Mundo, cuando coincidimos en que yo pusiera versos a su tema “Mi serenata”. Esos dos temas, junto con “Vida querida”, con música del inolvidable Lalo Scalise, son mis más queridas joyitas tangueras.»

Obras de Juan Carlos Thorry:
Bulincito estudiantil” (tango), letra y música
“Hasta cuando” (tango), música de Pedro Maffia
Indiferencia” (tango), música de Rodolfo Biagi
“Mamá yo quiero casarme” (vals), música de Julio De Caro y Carlos Marcucci
Mi serenata” (tango), música de Edgardo Donato
“Pensando en ti” (tango), letra y música
Qué importa” (tango), música de Ricardo Tanturi
Tu amor y mi obsesión” (tango), música de Leo Lipesker (Riel)
Vida querida” (tango), música de Eduardo Scalise

Publicado en: Tango. Un siglo de historia, Editorial Perfil, Buenos Aires 1980, página 312.