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"De Gabino a Gardel", una obra criticada.
l viernes 24 de marzo de 1933 a las 22 horas, en el Teatro Nacional, Corrientes 960, se estrenó la revista De Gabino a Gardel de Ivo Pelay, donde el astro máximo de la canción tuvo participación junto a Tito Lusiardo, Amanda Falcón, hermana de Ada Falcón, Rosa Catá, Domingo Conte, Francisco Álvarez, César Fraschi, Sara Prósperi y otros.
Esta obra intentó ser una historia de la canción nacional desarrollada en siete cuadros:
Cuadro 1º: La canción a través de los tiempos.
Cuadro 2º: Cuando se inicia una estrella del género.
Cuadro 3º: El alma de la canción.
Cuadro 5º: ¡Aquellos cafetines!
Cuadro 4º: La primera heroína del tango.
Cuadro 6º: 1900-1912-1933.
Cuadro 7º: Gardel, el tango hecho carne, la figura máxima de la canción popular, en sus inimitables creaciones, acompañado por sus guitarristas Pettorossi, Barbieri, Riverol y Vivas.
Es aquí cuando le tocó el turno a nuestro genial intérprete. Cuando entró en escena fue vivamente aplaudido y, a continuación, César Fraschi anunció que cantaría “Melodía de arrabal”.
Después, le siguieron: “Secreto”, “El carretero”, “Silencio”, “Al mundo le falta un tornillo”, “Mano a mano”.
El público le manifestó su cariño y simpatía y lo obligó a repetir varias veces, dejando por sentado que Gardel fue quien constituyó la atracción de la velada inaugural del Nacional.
La maledicencia que ha surgido en torno a la figura del Zorzal a través de los años, ha deformado la manera en que ocurrieron las cosas. Se ha deslizado, que la obra fue un fracaso porque el cantor ya no gustaba, pero esto es una deformación de la verdad, una burda mentira. Resulta evidente, que no fue la actuación de Gardel el problema que tuvo esa revista, sino la obra en sí misma. La prensa en forma unánime la consideró mediocre y, por el contrario, testimonió que Gardel era lo único valioso de toda la representación.
Y para que al lector no le queden dudas y se destierren todas las falsedades que corrieron acerca de este asunto, a las pruebas de la época hay que remitirse.
A continuación, paso a transcribir textualmente, en sus partes pertinentes, lo que dijo la crítica:
«...Pero quedamos en que todo ello no le interesó al público, que fue al teatro con el único objeto de escuchar a Carlos Gardel y por ello, toleraron los primeros cuadros». (La Vanguardia, 25 de marzo de 1933).
«...Toda la expectativa e interés del público fincaba, pués, en este popular y simpático cantor. Por él concurrió el público, para él fueron los aplausos y las manifestaciones del auditorio». (Última Hora, 25 de marzo de 1933).
«...Y esto justificaba como nunca el hecho que los pasillos de la platea estuvieran obstruidas de curiosos y las localidades altas atestadas de admiradores. En el rumor poderoso de las gentes se advertía la nerviosidad de una espera importante: Gardel». (Crítica, 25 de marzo de 1933).
Y, con la misma fecha, refiriéndose a los números presentados: «El público los dejó pasar con la indiferencia que merecían y sólo mostró entusiasmo al aparecer Carlos Gardel. Es lamentable que una estrella como Gardel sea presentada a nuestros espectadores con un marco que no sería digno ni para mostrar a un coupletista de barrio».
«...La presencia de este artista, como hemos dicho, constituyó la nota más destacada de la velada de ayer en el Nacional. Su reaparición ha servido para afianzar sus condiciones de intérprete indiscutido del folklore nacional, poniendo de relieve mejores condiciones vocales que las que se le conocían y el mismo tono sentimental con que Gardel dice la canción típicamente criolla». (La Nación, 25 de marzo de 1933).
«...El público le hizo objeto de calurosas demostraciones que son elocuentes pruebas de la simpatía y admiración de que goza». (El Mundo, 27 de marzo de 1933).
Después de leer tan elocuentes críticas, que son documentos testimoniales indubitables, que quede claro, de una vez y para siempre, que no fue a causa de Carlos Gardel que esta obra no logró colmar las expectativas generadas sino que gracias a él, la gente acudió a verla.