Por
Néstor Pinsón

Rivas - Adolfo Rivas, último cantor de Osmar Maderna

ue el 29 de marzo de 1951 cuando Osmar Maderna y su orquesta llegan por última vez a un estudio de grabación. Va a registrar su disco vigésimo octavo, aquellos 78 rpm con dos temas, en este caso para llegar a los 56 títulos. Se produce ese día el debut de un muchacho de su pueblo Pehuajó, a quien ya conocía aunque fuera unos años menor. Era Adolfo Rivas, que nos relató algunos pormenores de su carrera artística.

«Había actuado en alguna radio de mi ciudad, pero me atraía Buenos Aires, me vine exactamente el 12 de marzo de 1949. Y tuve suerte, fue llegar y conseguir trabajo de cantor. El asunto vino por Edmundo Baya, músico de Maderna, que tenía dos hermanos en la orquesta de Juan Sánchez Gorio. Estaba Luis Mendoza pero necesitaban un segundo cantor. Una vez hecha la presentación me pidió que cantara. Me probé con “Mi noche triste (Lita)” y “Remembranza”. Fue suficiente, «Mañana empieza conmigo», me dijo. Por poco me desmayo. Fue él que me propuso un apodo, pues estaba Oscar Alonso.

«Estuve un año y me separé por propia decisión, veía con amargura que me tenían relegado. Entre otras cosas no me cambiaban el repertorio, posiblemente haya sido un problema de competencia con Luis Mendoza.

«Luego hice una gira por el interior del país acompañando a una cancionista llamada Morenita Rey, que no dejaba de insistir que era sobrina de Libertad Lamarque. De regreso iba una tardecita caminando por Corrientes cuando en la puerta del Marzotto me lo veo a Luis Mendoza, quizás con cierto arrepentimiento, enseguida me dijo que Edgardo Donato buscaba un cantor, que lo fuera a ver a Radio El Mundo que él se encargaría de hablarle. Y así fue. Me prepararon una pieza, “Tu piel de jazmín” me escuchó y quedé. Fue un buen trabajo, con muchas giras y así transcurrieron dieciocho meses de mi vida.

«Después llegó el momento con Maderna, los dos temas grabados y justo al mes sufre aquel accidente fatal.

«Entonces, apareció la idea de la Orquesta Símbolo, que organizativamente era una cooperativa integrada por Baya, Aquiles Roggero, José Libertella y yo. Fueron casi diez años con la Símbolo, en medio hubo algunas otras actuaciones, recuerdo una temporada en Radio Mitre como solista acompañado por las guitarras de Enrique Maciel (hijo).

«Después llegó Eduardo Del Piano, se iba Héctor De Rosas y me incorporaron, el otro cantor era Rubén Grillo. En el repertorio tenía: “Melenita de oro”, “Remembranza”, “La madrugada”, “Vuelve la serenata” (la hacíamos a dúo con Grillo). Estuve dieciocho meses. Actuamos en Radio Splendid, El Palermo Palace y muchos bailes.

«Más adelante anduve por varios conjuntos, con Carlos Demaría en el Cabaret Casanova; con Juan Polito en el Sans Souci; con Héctor de la Fuente en Radio Belgrano y allí mismo canté para el cordobés Justo Castillo —Julián Plaza era el arreglador—, conservo unas tomas radiales cantando “Mientras viva”, “Un remordimiento”, entre otros temas.

«¡Ah!, tengo una curiosidad y un lindo recuerdo también. La primera, caminábamos por la calle con Roggero, también de Pehuajó, y me dice: «¿Por qué no grabamos algo?». Al principio no le entendí, pero se refería a grabar en el momento en una grabadora no comercial que mientras pagaras permitía hacerlo a cualquiera. Fuimos; Roggero al piano me acompañó en “Uno” y en “Ríe payaso”.

«El recuerdo: en 1949, recién llegado, me fui en gira a Tucumán con el quinteto de Ariel Pedernera, recorríamos los ingenios, inaugurarnos un cabaret e hicimos actuaciones en radio. Yo me escribía casi a diario con mis viejos y en una de las cartas mamá me narró emocionada que desde Pehuajó escuchó cantar a su hijo por Radio Aconquija de Tucumán, era una gran distancia.

«Luego, de a poco fui dejando y me dediqué al comercio, correteando artículos para automóviles y otras cosas. ¿O acaso a vos no te vendí un filtro para el agua?».