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Cayetano Silva, de la marcha “San Lorenzo” al tango criollo
l compositor y director Cayetano Alberto Silva nació el 7 de agosto de 1868 en la ciudad de San Carlos (Departamento Maldonado-Uruguay) y murió en Rosario (provincia de Santa Fe, Argentina), el 12 de enero de 1920. Poca atención le han brindado los diccionarios biográficos corrientes, pese a ser el autor de la tan famosa marcha “San Lorenzo”. Además de haber compuesto un tango.
Murió pobre, más aún, en la indigencia. En esa época aún no estaba debidamente organizada la percepción de los derechos autorales.
La marcha estaba dedicada inicialmente al General Pablo Riccheri, y debió llevar el nombre del homenajeado, pero según se ha dicho, el personaje declinó recibir tal reconocimiento en vida. Entonces pasó a ser “San Lorenzo”, lugar de nacimiento del homenajeado. Su neoclásica letra, sus dos palabras iniciales tan popularizadas “Febo asoma”, le pertenecen al educador y poeta mendocino Carlos Javier Benielli.
Otras composiciones suyas que tuvieron cierta resonancia, fueron: “Río Negro” —marcha dedicada al general Julio A. Roca—, otra marcha fue “Estelita”, luego el vals “Marineritas”, la mazurca “Juanita [b]”, la marcha “Anglo-Boers” —dedicada a la colectividad Anglo-Argentina de Venado Tuerto—, la marcha “22 de julio” —dedicada al general Nicolás Levalle—, otras marchas fueron: “Monterrey”, “San Genaro” y “Curupaity” —dedicada a la oficialidad de los regimientos 3 y 4 de infantería—, que se ha cantado en las escuelas, también, a la misma se la ha nombrado como “Tuyuty”.
A estas obras hay que agregar una insospechada, un tango titulado: “Más vale tarde que nunca”, tango criollo para piano, dedicado al amigo Juan Croce y editado en Buenos Aires por la casa David Poggi e hijo, casa de música ubicada en Carlos Pellegrini 418 al 420.
Ya en su condición de maestro en la provincia de Mendoza, fundó la Banda de la Corporación de Bomberos. Pero fue un precoz director, pues alrededor de sus veinte años era director de orquesta en la Banda del Regimiento 7 de Infantería, en ella había comenzado a los 17 años como ejecutante del corno. Ulteriormente dirigió otras bandas militares con sede en Buenos Aires, Campo de Mayo, San Juan, Río Cuarto y Mendoza.
Sufrió un gran desilusión cuando radicado en Rosario tuvo la promesa de ser nombrado director de la banda de la ciudad, lo cual merecía. Pero mediaron influencias que dieron por olvidado lo pactado. Esto hubiera arreglado sus penurias económicas, así cayó en una profunda depresión.
Respecto de la marcha “San Lorenzo”, nadie se detuvo a pensar que estaban presentes ante una música inmortal. Hasta tal punto que hace unos años, para nuestro asombro y fastidio, bajo su son se hace el cambio de guardia en la custodia real de la reina de Inglaterra.
Nuestro país suele ser ingrato con algunos de sus servidores. El General Martín Rodríguez, bajo cuyo gobierno se realizaron gran parte de las reformas de Rivadavia, murió en la miseria. El español patriota Domingo Matheu fundió su fortuna en apoyo a la Revolución de Mayo. Juan Larrea se suicidó por no poder pagar sus deudas, impulsado por un trágico sentimiento de honor. Cayetano Silva no tuvo mayor suerte, aunque lo sobreviva su gran obra “San Lorenzo”.
En Venado Tuerto —ciudad en la que Silva se radicó en 1898 y creó su famosa marcha—, la casa donde residió fue declarada lugar histórico por el gobierno de la provincia de Santa Fe –en 1972—, luego recuperada y hoy es sede del Museo Regional y Archivo Histórico «Cayetano Alberto Silva».