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Queca - “Queca”, un tango y dos músicos amantes
n el año 2010, cuando se cumplió el centenario de las primeras grabaciones de la Orquesta Típica Criolla Greco, bajo la dirección de Vicente Greco, entre las 36 obras expuestas a la consideración tanguera estuvo el tango “Queca”, del violinista Modesto Ocampo.
Este compositor afrodescendiente, nacido en el Uruguay, nos legó además un segundo tango: “Te amo con delirio”, que enuncia y complementa el sentimiento profesado hacia la destinataria del primero. Ambos, de neta raigambre milonguera.
A fines del siglo 19 y principios del 20, ya se estilaba llamar con ese apodo: Queca, a las mujeres de nombre María Angélica, lo que lleva a pensar si la destinataria de tal homenaje no sería la bailarina del Salón San Martín, más conocido por Rodríguez Peña, lugar que frecuentaba el autor en las noches de Buenos Aires los sábados y domingos de ese entonces.
Al hombre, que se había afincado en Buenos Aires, le gustaba el “bajo” (zona brava de la ciudad donde abundaban cabarets y cafetines) y la noche. Con su trabajo de laboratorista fotográfico no le faltaba dinero en los bolsillos. Aquel compadrito oriental de puños fuertes, que era violinista y también guitarrista se sentiría deslumbrado y bastaron unos abrazos coreográficos para el despertar a la creación.
No hubo dedicatoria expresa en la edición de la partitura musical, sólo los trazos de carbonilla del dibujo –su otra gran vocación artística-, delineando el rostro de la mujer aludida en el título de su tango. La partitura original tiene 2 partes y un trío.
Curiosamente, también Vicente Greco marcó su posición sentimental hacia María Angélica López al componer “María Angélica”, tango que hizo entre 1910 y 1912. En la partitura está la siguiente dedicatoria: «A la Sta. María Angélica López». Ambos ofrendaron a su manera, en el espacio de pocos años entre sí, una obra a la mítica bailarina.
Greco grabó primero “Queca” para el sello Columbia Record, (c.1909/1910), disco T-221, matriz 55412, lado A, demostrando el marcado aprecio personal hacia el violinista oriental.
Las identidades de los músicos de esa primera agrupación típica que accedía al disco, aún no han sido determinadas totalmente, pero según Oscar Zucchi, serían: Greco (director y bandoneón), Francisco Canaro (violín), Domingo Greco (guitarra) y Vicente Pecci (flauta). Aunque hay dudas respecto a la presencia de Canaro y Pecci.
El tango “María Angélica”, llegó al disco recién en 1913, cuando su autor cumplía con su Quinteto Criollo Garrote las grabaciones para la compañía Atlanta. Lo curioso, es que fue ubicado en la cara B del ejemplar 177. El trío que integraban Vicente Loduca, Celestino Ferrer y Eduardo Monelos también lo grabó ese mismo año para el sello Pathé (disco 1745, lado A).
“Queca” en la versión de la Orquesta Greco, fue una de las primeras grabaciones de tango que llegó a la fama en París a comienzos de la segunda década del siglo pasado, pero con otro título: “Loulou”.
Las partituras musicales de los dos tangos de Modesto Ocampo fueron editadas para piano por E. E. Prelat, Santa Fe 2837-2841 (1908/1909). De “Te amo con delirio”, aún no hemos localizado grabaciones.
Existe un segundo registro de “Queca” que corresponde a Francisco Canaro, al frente de su Quinteto Don Pancho (1940). Es un disco Odeon en el que se verifica un error en el apellido del compositor, se puso Campos en lugar de Ocampo.
Esto trajo consecuencias jurídicas y económicas y de ello tenemos referencia a través de un anuncio por demás visible en la parte superior de la página del Nº 13 de la Revista Uruguay, una publicación montevideana de la colectividad negra, de febrero de 1946 y que dice:
«Del Servicio Internacional, especial para la Revista Uruguay. Corresponsal. Bs. Aires, Febrero de 1946. La casa Odeon de Bs. Aires, pagará una cuantiosa suma a un autor de la colectividad, que vive en la Argentina. Se trata de Modesto Ocampo prestigioso compositor uruguayo que desde muchos años está residenciado en la ciudad de Buenos Aires. Hace más o menos 40 años fue ejecutado en Montevideo y Bs. Aires, el tango “QUECA”. Por aquella época los derechos de autores, como que sólo formaban parte de una generosa aspiración. Más tarde lo que en principio fue una fina inspiración de nuestro magistral compositor, fue llevada al cielo artístico, pero haciendo lo que en buen extremo jurídico se llama usurpación. Ante los tribunales porteños de la justicia ordinaria que habrán de culminar con una crecida suma al distinguido miembro de nuestra organización don Modesto Ocampo».
Esa versión del Quinteto Don Pancho, que por ser actualizada muestra aspectos interesantes, en su desarrollo no respeta la existencia de las dos partes y el trío, que componen la partitura original. Lamentablemente, la segunda parte es la ignorada, alternándose en su ejecución sólo la primera y el trío. Debemos admitir que por su factura tanguera, igualmente la obra, contribuyó a distraer a cualquiera sobre el faltante. Se puede seguir perfectamente a través de la primera edición de Prelat, pues, se aviene satisfactoriamente a la creación musical expuesta. Lo que es justo es justo. ¡Y qué hubiera sido de esa ejecución si hubiera sido completa!
Para finalizar, en 1954 es editada por Julio Korn una segunda versión de “Queca”, formando parte de un conjunto de partituras de tangos de la Guardia Vieja. Lleva como título: Álbum Nº 2 de 10 Tangos de gran suceso. Allí se conservan las tres partes y la misma cantidad de compases, ubicando el fin del tango, en esta edición, en la primera parte. En la primigenia de Prelat, sucedía en la segunda. En la línea melódica, se han realizado algunas modificaciones, pero la identidad igualmente quedó preservada.
Constituye una suerte de arreglo para piano. La segunda parte recibió una ingeniosa melodía en exclusivo para los violines, que al repetir varía en algo. A partir del compás Nº 40, que tiene lugar en la 3ª parte o trío, está prevista la variación tradicional para 1ª y 2ª voz de bandoneones. Resulta también novedosa la adición de texto autoría de Héctor Polito y Antonio Polito que se muestra en la página.