Por
Lydia Orsi

Federico y el tango

a belleza no se mata.
A Federico García Lorca, fusilado en agosto de 1936 (España)

Federico es el torrente de aguas y palomas que se levanta del lenguaje para llevar las semillas de lo desconocido a todas las fronteras humanas. (Pablo Neruda)

No se mata la belleza que está en las formas y el color, que está en las palabras, que está en el sonido, no se mata la belleza que encierra la idea. Pero el arte es peligroso, la metáfora es peligrosa y ese peligro destruye vidas: Picasso con su malherido y doloroso “Guernica” en Francia, el destierro de Rafael Alberti (más de 30 años fuera de su España), el de Antonio Machado “muriendo lejos de su hogar, lo cubre el cielo de un país vecino”, Miguel Hernández, muerto en presidio, muerta su obra por ocultamiento y Federico arrastrado y fundido en plomo a los treinta y ocho años de una vida fecunda y creativa.

EL TORRENTE
Federico nacía en junio de 1898 en Fuente Vaqueros, Granada donde se formó hasta su adolescencia. De 1919 hasta 1928 reside en Madrid. Conoce a Luis Buñuel, Salvador Dalí, Pedro Salinas y otros intelectuales de la generación del 27.

En su estilo de poeta y músico se manifestará por siempre Andalucía... Andalucía... Andalucía. En el verso y en el pentagrama estará el “cante jondo” con todo lo que involucra y en todas la variaciones del género.

Sonará esa guitarra tan especial que unirá en su encantamiento a Federico y a Manuel de Falla: “En la redonda encrucijada, seis doncellas bailan”...

Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible callarla.
Llora monótona
como llora el agua
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
Y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.

Vanguardista, ama sus raíces y ese escenario de cuna será el eje de su poesía.

PUEBLO
Sobre el monte pelado,
un calvario.
Agua clara y olivos centenarios.
Por las callejas
hombres embozados,
y en las torres
veletas girando,
Eternamente
girando.
¡Oh! Pueblo perdido,
en la Andalucía del llanto.

En 1929, el gobierno de Primo de Rivera prohíbe su obra teatral “Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín”. Este hecho y otros acontecimientos privados lo alejan hacia Nueva York. Aparte de la importancia que tuvieron sobre él Walt Whitman y los acontecimientos de la crisis económica mundial haciendo sus temas más sociales, sólo le atrajo de Estados Unidos... ¡la música de los negros!

En 1930, ya en Cuba, La Habana lo subyuga por su arte de raíces negras e hispanas, por la cálida atmósfera tropical y la calidez de su gente (Nicolás Guillén), por su luminosidad, por sus ritos.

ARGENTINA: SEMILLAS DE LO DESCONOCIDO
«Yo venía pensando en Buenos Aires, llanura despoblada, llanura para las nuevas alegrías, donde las hierbas forman un diminuto griterío de esperanza, llanura para el niño y la pura fuente de agua clara.»

Entre octubre de 1933 y marzo de 1934, vive en Buenos Aires y visita Montevideo dando conferencias. Llega en la época de la democracia fraudulenta cuando gobernaba el general Agustín P. Justo. Lola Membrives estrena su obra de teatro “Bodas de sangre” llegando a más de 150 representaciones. También están en cartel, “Mariana Pineda” y “La zapatera prodigiosa”. “La casa de Bernarda Alba” protagonizada por Margarita Xirgu, quedará en planes. Se verá aquí en 1945 (terminación de la Segunda Guerra Mundial) y en España en 1964.

LA CREMA DE LA INTELECTUALIDAD
Buenos Aires lo hace suyo. Su periplo hispano sobre la avenida de Mayo: El suntuoso Hotel Castelar (alojamiento y peña artística “SIGNO”, en el subsuelo), el Teatro Avenida (éxitos), el Gran Tortoni (sociabilidad).

Se encontrará con “la Argentinita” bailadora española, pasará sus noches de jolgorio y palabras con Oliverio Girondo, Norah Lange, Raúl González Tuñón, César Tiempo. En casa de Pablo Rojas Paz comenzará una estrecha amistad con Pablo Neruda (en funciones de cónsul chileno) que continuará en España hasta y después de la muerte. Lo alegre de uno, lo taciturno del otro complementándose.

Federico y Pablo, el 20 de noviembre de 1933, darán en el Pen Club, una charla inolvidable por lo original a la que denominaron “discurso al limón”. La jerga taurina define con este término a dos toreros que pueden torear al mismo tiempo el mismo toro con el mismo capote. Reemplazando los toreros por escritores, cada uno diría una palabra continuada por el otro, armando así la improvisada conferencia.

QUEJAS DE BANDONEÓN
El tango, Federico, hoy es tu tango.
En setenta balcones florecidos
amaneció la Alhambra en el Abasto
con su traje de luces y obelisco. (Gloria Marcó)

Cuenta la leyenda que César Tiempo, deambulando con Federico, en un encuentro casual con Carlos Gardel, los presenta. En el departamento del cantor, éste, con su voz emociona al poeta interpretando “Caminito” quien luego escribirá:

«Buenos Aires tiene algo vivo y personal: algo lleno de dramático latido, algo inconfundible y original en medio de sus mil razas, que atrae: El TANGO. Toda Buenos Aires late en el TANGO».

El 4 de enero de 1934, en ocasión del estreno de “Bodas de sangre” por la compañía de Lola Membrives en el Teatro Avenida, agradeciendo los aplausos del público dice Federico: «Busco el perfil más agudo de Buenos Aires entre sus barcos, Sus bandoneones, la música dormida de su castellano suave y los hogares del pueblo donde el Tango abre el crepúsculo de sus mejores abanicos de lágrimas».

Y el sonido del bandoneón fascinará al poeta... Ese instrumento que durante su estadía conformaba la Guardia Nueva del Tango, más precisamente el “período decarista” con la fórmula: “El Tango es, también música”...

Dos bandoneonistas compartieron el éxito en la orquesta de Julio De Caro: “Los dos Pedro”, Maffia y Laurenz que crearon formas revolucionarias dándole al sonido una singular expresividad.

Anselmo Aieta, (gran admirador de Eduardo Arolas), con su propio conjunto ofrecía un tango cálido, confidente, sonoro, fraseado.

Ciriaco Ortiz de personal estilo, actuó con Roberto Firpo, con Francisco Canaro, en la Orquesta Típica Víctor y también en conjuntos propios.

Se insinuaba Aníbal Troilo deambulando por las orquestas de Juan MaglioPacho”, Vardaro-Pugliese, Julio De Caro y Ciriaco Ortiz. El bandoneón de Troilo ya se destacaba por su delicadeza sonora, su brillantez armónica, y sus octavas. Será en 1937 que comenzará a dirigir su famosa orquesta.

Las menciones son incompletas y finalizan en el gran Elvino Vardaro que tuvo su auge en 1933, pero demasiado avanzado para la época, las grabadoras no lo consideraron comercial.

CAMPANEANDO EL ESTRELLADO
Las palabras y situaciones tangueras las habrá escuchado en la voz del que fuera compañero de sus charlas nocturnas Carlos Raúl Muñoz y Pérez, más conocido como Carlos de la Púa, periodista y poeta, de gran prestigio, autor de esa “biblia criolla” titulada “La Crencha Engrasada” que recuerda Celedonio Flores en el tango “Corrientes y Esmeralda”: «Te glosa en poemas Carlos de la Púa / y el pobre Contursi fue tu amigo fiel / en tu esquina criolla cualquier cacatúa/ sueña con la pinta de Carlos Gardel.» No cuesta mucho imaginar los ojos de niño asombrado de Federico escuchando (acaso sin comprender) los famosos cuartetos lunfardescos de:

Packard
Era una mina bien, era un gran coche,
era un Packard placero, era una alhaja:
Auto que siempre trabajó de noche
llevando siempre la bandera baja.

De “Línea 9”
Era un boncha boleao, un chacarero
que se piyó aquel 9 en el Retiro.
¡Nunca vieron esparo ni lancero
un gil a la acuarela más a tiro!

También entablo una estrecha relación con Enrique Santos Discépolo, otro habitué de la noche porteña. A la llegada del visitante ya se conocían sus siempre vigentes tangos: “Chorra”, “Esta noche me emborracho”, “Malevaje”, “Secreto”, “Soy un arlequín”, “Victoria”, “Qué vachaché”, “Qué sapa señor”, “Yira yira”.

En éstos, exceptuando los dos últimos, el tema excluyente es la mujer. Mujer que decide: engaña, enamora, obsesiona, se muestra apasionada, esquiva, indiferente, abandónica. El hombre, objeto que sufre las situaciones... Estas composiciones ponen en duda lo machista del tango... ¿Qué habrá pensado Federico?

Lo cierto que el filósofo tanguero, según relata Tania, siguió la relación con Federico en un viaje que realizara a España, la pareja, en 1936.

El granadino encontró que el tango, al igual que su amado “cante jondo” era una creación social, música del pueblo, en sus principios anónima. Al verdadero tango, al íntimo, al que vio bailar en la Peña Signo, en el subsuelo del Hotel Castelar, con su sensibilidad de músico lo asemejaba a la ceremonia del verdadero flamenco, danzas de concentración con música que, aun sin gritarlo, llevan dentro un desgarrado ¡ay!

AÑORANZAS
Al irse, nos deja sus palabras: «Yo sé que existirá una nostalgia de la Argentina de la cual no me veré libre y de la cual no quiero liberarme porque será buena y fecunda para mi espíritu».

Cuando vuelve a su ciudad natal, escribe: «Nadie sabe, Buenos Aires lejano, Buenos Aires abierto en el fondo del tallo de mi voz, el interés y la jugosa inquietud que me embargan cuando recuerdo tu trágica vitalidad».

UN FUSILADO CORAZÓN
Y llega 1936, comienzo de la Guerra Civil española, lo último que verá Federico será su Granada tomada por los franquistas y el cuerpo de su alcalde socialista, Fernández Montesino, arrastrado y fusilado. Era el esposo de su hermana. Luego, los guardias se lo llevarán a él, un 16 de agosto y lo fusilarán presumiblemente al día siguiente.

¿Por qué el asesinato? Conjeturas: Por cuentas pendientes entre familias granadinas, por su amistad con Fernando de los Ríos, destacada figura del pensamiento socialista español contemporáneo, por su homosexualidad, por lo testimonial de su literatura por y para el pueblo, por su apoyo al Frente Popular...

En realidad fusilaron su arte creyendo que el no ser conlleva al olvido, pero la obra se agigante cuando dictadores o tiranos tratan de no nombrarla, permaneciendo, cobrando luminosidad y quedando en la mente y el sentimiento de las generaciones venideras.

A la muerte del poeta Federico García Lorca

¡Qué muerte enamorada de su muerte!
¡Qué fusilado corazón tan vivo!
¡Qué luna de ceniza tan ardiente
en donde se desploma Federico!

Los menudos rumores de la muerte
alrededor del esqueleto niño
cuando suben y bajan las mareas
en donde se desploma Federico.

¡Qué amor al que cayó por el acero
de un alba de asesinos y de obispos!
¡Qué olor a siempreviva apasionada
en donde se desploma Federico!

¡Qué aire de antigua voz de estatua rota
rodea su sepulcro amanecido
cuando suben y bajan los claveles
en donde se desploma Federico!

(Raúl González Tuñón, 1905-1974)