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Por
Néstor Pinsón
| Ricardo García Blaya

Las quince películas cortometraje de Gardel

ecuerdos del iluminador de las filmaciones, Antonio Merayo

Fue responsable de la fotografía de numerosas películas hasta fines de la década del 70. La primera fue Tango, estrenada en 1933, y que resultó ser el primer largometraje íntegramente sonoro que utilizó el sistema óptico (la banda sonora está adherida a la cinta), donde aparecen numerosos artistas del tango, músicos y cantores.

Los cortometrajes de Gardel fueron realizados entre los meses de octubre y noviembre de 1930.



Según Merayo: «A Gardel lo conocí en el estudio de filmación, que no era más que un galpón de chapas de zinc ubicado en la calle Méjico al 700 (Buenos Aires) que hace años desapareció. Allí su propietario y productor tenía un laboratorio para películas de 16 mm y un amplio patio. Hacia el costado había varias salas que se utilizaban para maquillaje y utilería, y en el fondo se realizaban las filmaciones. El sonido estaba a cargo de dos muchachos, uno de apellido Raffo y el otro Schmidt y nosotros teníamos una cámara Lee De Forest, que tenía acoplada una caja con una lámpara especial que imprimía el sonido sobre la misma película.

«A pesar que por la sonorización se habían recubierto las chapas de zinc con material aislante, tuvimos que hacer una cabina con vidrio, donde encerrábamos la cámara con su correspondiente flexible y motor.

«Para acercarnos era todo un problema. No había travelling y teníamos que correr la cabina con la cámara.

«En cuanto a las luces, no había lámparas chicas, todas eran enormes y al no haber decorados no habían contraluces posibles. Entonces teníamos que inundar el set de luz, lo que provocaba un calor bárbaro, que a Gardel no le gustaba demasiado. Al set de filmación lo llamaba el baño turco.



«Por otra parte teníamos que tener mucho cuidado al cargar la cámara, que era muy especial, porque tenia una ventanita para alta velocidad, que si se llegaba a atascar se rompía todo el mecanismo. Con esa misma cámara se filmaron más tarde algunos largometrajes.»

Continúa diciendo Merayo que: «Gardel era un gran tipo, un muchacho muy sencillo y generoso, que tomaba confianza con todo el mundo.

«Mientras esperaba que nosotros pusiéramos las luces, él estaba en camiseta y se iba para el patio, donde había unos muchachos que le cebaban mate mientras él hablaba sobre su futuro viaje. Gardel estaba muy entusiasmado con hacer cine, y les decía que cuando regresara se iba a dedicar en serio a trabajar en películas de largometraje.

«Filmamos durante quince días, a razón de una película por día, y la última noche vino a verlo la popular cantante Azucena Maizani de quien era muy amigo, con una caja llena de corbatas de regalo. Cuando ella se fue, Gardel me dijo: «¡Bueno pibe, elegite una!». Le pregunté cuál podía elegir y él me contestó: «¡La que más quieras, la que más te guste!».

«Gardel era un tipo que se hacía querer.»



Finaliza el relato comentándonos como se realizaron aquellos cortos: «Por partes. Cada canción se filmaba en forma fraccionada. Primero se hacía una parte tomando todo el conjunto, después se aproximaba el plano y luego una toma más cercana.

«Mientras filmábamos Gradel conversaba con todos y cuando el rodaje terminaba se iba acompañado de Eduardo Morera, el director, y algunas veces con Francisco Canaro y José Razzano para ir a cenar. A Gardel le gustaba comer mucho y por eso andaba un poco gordito, pese a ello era muy exquisito y elegante para vestir. Era un gusto verlo.»