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Bronca - Crisis, milicos y el tango “Bronca”
sta es la historia de un tango inspirado en una de las tantas crisis de la Argentina, esta vez, a partir de un hecho político-militar de principios de los años sesenta.
Entre el 17 y el 23 de septiembre de 1962, Buenos Aires y sus alrededores vivieron un auténtico clima de guerra a causa de una interna militar. La población tuvo la sensación de que la cosa iba en serio. Dos grupos: Los Azules y Los Colorados se disputaban justamente, «la salvación de la patria».
El general Juan Carlos Onganía, figura ascendente, comandante de la caballería y referente de los Azules, había planteado las remociones del Secretario de Guerra, general Octavio Cornejo Saravia, del Comandante en Jefe, general Juan Carlos Lorio y del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Bernardino Labayrú. Esta cúpula militar se hizo fuerte en distintas unidades, pero Campo de Mayo y los regimientos de tanques de Magdalena respaldaban a Onganía.
Hubo combates en Plaza Constitución y en los Parques Chacabuco y Avellaneda. Hubo muertos y heridos. A esta lucha se le agregó una novedad radial: los célebres comunicados del sector rebelde con consignas seductoras, vaya como ejemplo: «Estamos dispuestos a luchar para que el pueblo pueda votar. ¿Está usted dispuesto a luchar para que el pueblo no vote?» O esta otra: «Después de Batista viene Fidel Castro y la dictadura siempre lleva al comunismo». Esta acción psicológica era instrumentada por el sociólogo José Emilio Miguens y por el periodista Mariano Grondona, quien, tras unos cuantos años, declaró su arrepentimiento y equivocación, por lo que pidió públicamente disculpas, también por su participación intelectual, en la remoción del presidente Arturo Illia.
Los rebeldes eran Los Azules, color que en los juegos de guerra se define a las fuerzas propias, en contraposición a las enemigas, que siempre son colorados. En cuanto al presidente civil José María Guido, estaba cercado cada vez más por Los Colorados (de extracción golpista), a quienes apoyaba, puesto que, formalmente, detentaban la autoridad del ejército. Pero íntimamente estaba con Los Azules, que en realidad eran los legalistas, cuyo triunfo le permitiría liberarse de los primeros y ensayar con sus amigos, una salida electoral más o menos abierta.
El 23 de septiembre, Los Colorados se rindieron y Onganía fue designado Comandante en Jefe. Surgía una personalidad enérgica, que impresionaba hasta a la hinchada de Boca Juniors, que en la cancha gritaba: «Melones, sandías, a Boca no lo para ni los tanques de Onganía».
Los tanques adjudicados por la hinchada al general Onganía, en realidad, eran los comandados por el general Alcides López Aufranc que, conjuntamente con el general Alejandro Lanusse, tuvieron una participación determinante en la victoria azul.
Entre abril y octubre el costo de vida ascendió un 26%, también aumentaba la desocupación y numerosos gremios comenzaron con medidas de fuerza. Llegó el verano con una gran sequía, y el costo de vida ya en el 50%.
Como no podía ser de otra manera, la falta de democracia, entre otras cosas, selló una vez más la suerte del canto de la gente, prohibiendo la difusión radial y por televisión del tango “Bronca”, en marzo de 1963. Una página que nació como respuesta a toda esta crisis, un testimonio cabal de la realidad socioeconómica y política de aquellos días.
El autor de la letra fue Mario Battistella, autor prolífico, que para esta ocasión miró al cielo como pidiendo permiso a Discepolín, tomó sus alas y escribió lo que hoy y, a través del tiempo, perdurará más allá de los propios acontecimientos que le dieron origen. La música es del cantor Edmundo Rivero, quien lo estrenó en el verano de 1962/63, en la ciudad de Mar del Plata.
Al comenzar en marzo la temporada, LR1 Radio El Mundo informó a sus intérpretes, que esa obra había sido prohibida; seguramente, no fue decisión del presidente Guido que era un títere de los militares. Evidentemente, los versos de “Bronca” resultaban molestos a las fuerzas armadas, que ya urdían planes más ambiciosos en cuanto a su rol en los destinos del país.
Pese a la prohibición se grabaron dos versiones: la de Edmundo Rivero con la orquesta de Mario Demarco (1962) y la de Osvaldo Pugliese con la voz de Alfredo Belusi (1963).
Para finalizar, parte de una estrofa:
¿Qué pasa en este país,
qué pasa, mi Dios,
que nos venimos tan abajo?
¡qué tapa que nos metió
el año sesenta y dos!
(“Bronca”, Edmundo Rivero y Mario Battistella)