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Por
Enrique Noboa Arízaga

16. Elegía a Gardel

emigio Romero y Coredero (1895-1968) notable lírico cuencano de tonaliad modernista cuya obra poética gozó de reconocimiento popular. Entre sus obras más destacadas se menciona La romería de las carabelas (1931); Condoricamente (1933) y Jesucristo (1939). Fue abogado, magistrado de la Corte Suprema de Justicia del Ecuador y subsecretario de Justicia en 1928.

La nave migratoria del tango y sus donaires
naufragó en el llameo de un mar de gasolina,
por eso es que en los barrios de allá, de Buenos Aires,
está llorando a gritos la Nación Argentina.

El tuvo en la garganta cincuenta ruiseñores,
sabía la amargura milonguera del hampa;
Gardel era guitarra para decir amores,
tal como Santos Vega, payador de la pampa.

El era un bandoneón, gemebundo en el ruego,
sensual en el gemido, rojo como candela;
él parecía un verso de Evaristo Carriego:
arrabal y milonga que la vida encurdela.

Su lenocinio de arte fue como corte féerica
y dejó en el espasmo de las noches vesánicas,
al encender a Londres con lujuria de América,
tangueando las caderas de las Islas Británicas.

Europa la antañona, la vampiresa Europea,
del suramericano se declaró querida
y con el extranjero bebió en la misma copa,
como cualquier curdela que pasa por Florida.

Bebió Gardel, es claro, bebió... Después el pillo
le convido al suburbio y ella aceptó en buena hora,
a modo de pobreta que deja el conventillo
y marcha de Corrientes a Lomas de Zamora.

La tierra de los yanquis, indo-saxo-negroide,
le miró en Hollywood realizar el poema
de grabar en el alma fría del celuloide
el tango de la vida y el tango del cinema.

Al arte nativista, Gardel nunca hizo truco
De su música autóctona fue dueña su garganta
y dejó que el bambuco sonara cual bambuco
y que fuera el pasillo maravilla quiteña...

Dejó que Yaraví, cuando el Sanjuan incuba,
fuera el alma de un pueblo vernáculo y sincero.
Al Ecuador, sus quenas, sus goajiras a Cuba,
y a todos el danzón, la jota y el tanguero...

Gardel, pobre Gardel: ya terminó la farra
de tu vida en el tango que bailan los difuntos;
más, tuviste la dicha de tener tu guitarra
debajo de tu brazo, para quemarse juntos.

Gardel, pobre Gardel las llamas asesinas
no quemaron un cacho de tu pañuelo pulcro;
estabas bien asado, pero con esterlinas
como para pagar tu pasaje al sepulcro.

La nave migratoria del tango y sus donaires,
tu lenocinio de arte mató tu corte féerica;
mas va por los trasbarrios de tu gran Buenos Aires,
llorando, como viuda de ti, toda la América.

¡Descansa en paz, Gardel, ruiseñor argentino,
Plutón que te reciba de gala, como es de uso,
y te pongo donde andan Rodolfo Valentino
y aquel tu buen hermano que se llamó Caruso!

¡Descansa en paz, Gardel, que tu ceniza fina,
apagada en un poco de tierra colombiana,
toma con ambas manos la Nación Argentina
y la esparce por toda la tierra americana!


Este poema. Le escribió el gran cuencano Remigio Romero y Cordero, a finales de 1935 y fue publicado, por primera vez, en el Diario El Telégrafo, de Guayaquil, en noviembre del mismo año 1935. Romero y Cordero no lo incluyó jamás en ningún libro ni en ninguna recopilación de sus poemas. El recorte del periódico me lo regaló, por esa misma época, el Doctor Luis Roberto Chacón y Rumbea, en Cañar. Yo tenía, en ese entonces, 13 años de edad. Me lo aprendí de memoria y, confiando en ella, lo he recitado muchas veces, en muchas ocasiones, en reuniones de amigos. Esta copia la he escrito también de memoria. Es posible que contenga algún pequeño error y, tal vez, la omisión de algún cuarteto, pero que, de ningún modo afecta su estructura total. Mi querido amigo Gonzalo Almeida Urrutia me lo oyó decir alguna vez. Ahora me lo ha solicitado para incluirlo en una publicación, a cargo de la Embajada de Quito de la República Argentina. Lo hago con muchísimo agrado y como un homenaje a Gardel, a quien admiré en mis años adolescentes, y al enorme poeta Romero y Cordero a quien recuerdo con cariño y admiración.

Nota del editor: Esta elegía a Gardel fue publicada en julio de 1989 por la "Voz Informativa de Tango Club", Año III, Nº 4. Esa versión mantiene algunas diferencias con la transcripta más arriba pero no traicionan el sentido en la composición, ni alteran la estructura total del poema, ni restan valor a la extraordinaria memoria de Enrique Noboa Arízaga.

Enrique Noboa Arízaga: Poeta y jurisconsulto nacido en Cañar, en 1921. Creador de una importante producción poética fue distinguido en 1963 con el Primer Premio en el Concurso Nacional de Poesía del diario El Universo de Guayaquil. Es fundador del grupo Madrugada y su libro «Epopeya del pueblo mártir» (1944) fue traducido a cinco idiomas.