Los fuelles que rezongan, el piano que repica,
un cantor nos explica el verso en su cantar,
entonan los violines su melodía armoniosa,
atrás el contrabajo, de un tango hace el compás.
Solloza el violonchelo, parece una protesta,
y el ritmo de tu orquesta nos hace imaginar
tus sueños de muchacho, tu juventud bohemia,
la adolescencia eterna y el barrio que no está.
Con tu tango “Responso” el pecho nos palpita,
acariciando el fuelle pareces divagar
pensás en tus amigos qué lejos que se han ido
y que del otro mundo quizá te escucharán.
Al bravo Homero Manzi la muerte lo ha llevado
y tras él se ha marchado el gran Discepolín
en esta vida, hermano, donde no somos nada
tan solo nos quedamos para esperar el fin.
Mirando hacia la vida, recordando el pasado
triste y emocionado te tiembla el corazón
pensás en tu viejita, testigo de tu triunfo,
por quien en cada tango sollozas de emoción.
En tanto que en la pista se vive en otro mundo
ignoran de la angustia que hay en tu corazón,
bailando codo a codo el pecho les palpita,
tu corazón de tango los viene a acariciar.