El café de mi barrio

Poema lunfardo

No hace esquina, su rante mistonguería
se deschava en la mugre de las ventanas,
cortinas que en otrora fueran bacanas
ocultan interiores melancolías.

Una mersa de rantes que todo el día
ambula entre sus mesas de mala gana;
el mozo, un galleguete timbero y rana
que encanta a la parroquia porque les fía.

Al fondo, donde el foco poco ilumina,
timbean al codillo la meneguina
y al truco y a la escoba lo consumido.

Mientras la murga infame en la tarima
la tristeza infinita de un tango rima
que se mete en el alma por el oído.


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