No lloren muchachos yo estoy con ustedes,
cachen la victrola y háganla sonar.
Oigan mis canciones, las lindas canciones
hechas con pedazos de alma de arrabal.
Saquen los crespones, pulsen las guitarras
templadas al rojo y háganlas vibrar,
la vida es un canto, canten a la vida
que es deber del hombre cantar y cantar.
Les dejo mi testamento
y en él les voy a pedir
le digan a mi viejita,
a mi santa madrecita,
que la quise hasta morir;
una tumba en Buenos Aires
sea mi postrer mansión,
porque ni muerto lo olvido
¡ah! Buenos Aires querido,
¡patria de mi corazón!
No puede la muerte borrar los recuerdos,
primaveras lindas de mi barrios aquel,
donde las guitarras las guitarras criollas
bordaban las quejas de un hondo querer.
Muchachada buena que yo quise tanto,
cumplo la promesa de que iba a volver
cachen la victrola, yo vivo en un tango,
yo estoy con ustedes, lo mismo que ayer.