Tango macho

Poema lunfardo

Tango viril y canyengue,
aristócrata y senciyo,
más dentrador que cuchiyo,
y... ¡pa' qué tanto merengue!
Naciste con bota y lengue
en el ambiente oriyero
y el invicto juchinero
más bailarín y más piola
te estrenó con fueye y viola
entre el franguyo ranero.

Hoy, cuando te oigo tocar,
sos un cajetiya incierto;
pero lo viejo no ha muerto
y vuelve a resucitar;
yo sé que tendrás que entrar
otra vez al conventiyo
y en el piso de ladriyo,
bajo el ala de tu gacho,
volverás a ser el macho
que se bailó con cuchiyo.

Tango macuo y chamuyón
como garganta 'e calandria,
con vos no tayan los mandrias
ventajeros de ocasión...
Vos le hablás al corazón,
de filo te le metés,
y cuando triste la ves
a la mina que se queja,
le vas batiendo a la oreja
lo mucho que la querés...

Tango: no te me alejés
del bajo fondo malevo:
¡quisiera nacer de nuevo!
pa' taconeart'otra vez;
por favor, no t'espiantés
buscando mejor destino,
y cuando en curda de vino
estoy, siguiendo una farra,
grito con todo mi barra:
¡que viva el tango argentino!


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