La Blanca de Posse

Poema lunfardo

Se llama Rosario Ortiz
mas por nombre la conocen
hoy como Blanca de Posse
de destacado vestir.
Se la ve siempre salir
de la mano de un dorima
alto, flaco y se adivina
que lo usa pa' vivir.

Camina por Santa Fe
como pisando una alfombra
y se pasa haciendo roncha
con ese vestido inglés.
Y un día en la treinta y tres
por pasar una luz roja
de la causa salió airosa
por su perfume francés.

Fue en un tiempo de arrabal
faranduleando coqueta
y mostrando la carpeta,
de rea y mujer fatal,
que a los guapos por igual
se los colgaba del brazo
para luego de un portazo
dejarlos secos y mal.

Como en el tiempo pasado
el presente no existió
nunca nadie imaginó
verla con éste casado.
Hasta los guapos más bravos
se los encuentra en un feca
y en vez de andar por la yeca
hoy ya están acobardados.

El que sale de la casa
con cara de preocupado
es el mártir del fulano
que no sabe qué le pasa.
Se le voló a la terraza
el frenesí de glamour
antes maleva en Dock Sud,
ahora pedante en su casa.

Primero fue el francés,
para cortar la rutina,
poco duró en la cocina
aquél supuesto interés.
La clase vino después,
de yoga y de danza jazz,
y a las tres ya se le va
a tomar clase de step.

Que ya no mira TV,
que el tango no es para una,
que en la radio a la una
pasan dos de Luis Miguel.
Ya se olvidó de Gardel
porque, dice, es para viejos
y ahora lee los consejos
de un fulano y en inglés.

Tiempo que da la razón
y que la vida lo estampa
y en el medio de la gamba
pone un pie pa'l tropezón.
Y sin importar el perdón,
cuando te ve desvalido,
le canta una falta envido
al cuatro del corazón.


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