Suenan los negros candombes,
la fiesta está en lo mejor,
la negra que fue alegría
en todo baile anterior,
está sola y está triste
no la anima ni el bailar,
todos le piden que cante
y su canto es un llorar.
¡Negrito,
todos me piden que cante
y yo tengo una pena
muy honda clavada
en el corazón!
¡Negrito,
sólo a ti puedo cantarte!
Los tambores te llaman,
te llama mi llanto
¿porqué no vendrás?
La negrada se alborota
pues muy triste es la canción
y quieren con el candombe
alegrar esa reunión.
Mas la negra con su pena
repite cual oración:
¡Negrito, quieren que cante
y sangra mi corazón!