Suene un tango triste,
corra más “champán”,
lloren esos “fueyes”
las penas todas en un “gotán”.
Yo también quisiera
con ellos llorar,
todos mis pesares
los que con las copas busco ahora matar.
Recuerdo con emoción
los besos que me dio,
la noche que llegó...
quiso hablarme, pobrecita,
y un cruel sollozo su voz estranguló.
Traidora sangre manchó,
en acceso de tos
su boca sin color,
en mis brazos la muñeca
como un cristal de Sevres se quebró.
Yo cerré sus ojos,
pobre... ¡mi Margot!...
Siento desde entonces
caerme en llanto el corazón...
quiero aturdirme
para olvidar
matando las penas
entre la milonga, los tangos y el “champán”.