Pomona

Sin duda porque no empilcho
con bacana indumentaria
ayer te hiciste la otaria,
cuando me viste pasar.
Miré para saludarte
porque yo en nada he cambiado,
pero vos que has pelechado
te dio calor contestar.

Más que bronca sentí pena
y me quedé palpitando.
Como has ido progresando,
no sos la misma de ayer.
Me parece estarte viendo
con tus ropitas sencillas
de percal y en zapatillas
en dirección al taller.

¡Pobre mujer, qué ilusiones!
Fácil se te ha hecho la vida,
estás viviendo engrupida
a costa de tu “salú”.
Pero verás que a la larga
no hay cortejo y tu final
es volver al arrabal
si no das en el “Tornú”.

Hoy el lujo te abacana
y estás hecha una monona.
Te conocen por Pomona
la gente del “Cabaré”.
Pero si entrás a echar mala
porque la suerte es “robreca”
ya te voy a ver mas seca
que el mismo champán frappé.

Y entonces, si vuelvo a verte,
con tu vestidito sencillo
de nuevo en el conventillo
o de paso p’al taller,
me acercaré a echarte en cara
esa pobre pretensión vana
y te diré: “Adiós bacana,
yo soy el mismo de ayer”.