Poema en forma de acróstico
Carlos, el Tolosano sin padre conocido,
Honor del pago mío, cuna de su existencia,
Al Tango lo ha llevado hasta la quintaesencia,
Revelando su encanto al orbe cautivado.
La estación se acababa, cuando asomó al mundo,
En diciembre, una noche, con su tierna inocencia,
San José que acogía obras de la licencia,
Recibió a la soltera como al recién nacido.
Olvidando el planchado, la moza era sin guía:
Madre no se sentía, urdiendo todavía
Un posible abandono del fruto del pecado.
Al fin, la pobrecita, borrando la quimera,
Ladeó la idea, corazón escondido,
Dándole al pequeño tesoros de ternura.