La luna te vio partir...
Yo estoy furiosa con ella
pues nunca quiso decirme
por dónde se fue tu huella.
Hablé con el viento negro
que corre allá en las arenas.
Tampoco supo enseñarme
cómo hay que borrar las penas.
Descalza crucé los montes,
llegué temblando hasta el río,
besé tu sombra en el agua
y mi alma murió de frío.
Tan sólo quedó mi voz:
no he de perderla llorando.
Cantando encontré tu amor...
solita me iré cantando.
Me fui a preguntarle al mar
¿adónde van las promesas?
La espuma apenas traía
el eco de mi tristeza.
Qué cosa tendrá el querer
que casi nunca se olvida...
Primero cura los males:
después te dará la herida.
Que yo ande penando así
es culpa mía, confieso:
Pediste sólo calor...
la vida te di en un beso.