El buen augurio

Tango

El torvo reglamento de vivir
como encerrado en un jaulón,
ladró en mi corazón
con una voz de cal.
Y en la crecida de mi voz
que me pedía por favor,
me fui apartando del rebaño
sin pensar.

Pedí pista en el cielo sin morirme,
sin rezar, ni comulgar
y el cielo estaba ahí
donde está vos.
Te confesé mi religión
sin crucifijos, ni traidores
sólo la confianza en ser feliz.

Ganas de vivir sin bautizar ni una emoción,
ganas de vivir a contramano.
Ganas de que le santo no sea un santo general
y los cuernos de la luna sean de oro y de coral.

Tanta ciencia turra que te inventa un malestar,
hoy quiero cantar al buen augurio,
que estoy de remate,
perdida en este viaje
y que soy feliz así.

No extraño ni lo propio
para qué quiero pensar y calcular.
Qué ley me va a salvar
de curarme en salud.
Tanto quiero a los que quiero,
esa es mi enajenación,
y pongo al odio de custodio
en la gran cruz.