La noche se ha puesto un velo
triste de grises lloviznas
y se sentó en mi balcón
a llorar las penas mías...
Lejos, allá sobre el río,
pierde su negra mirada
y el viento en el saucedal
repite nuestras palabras...
¡Ay! que le cuento a la noche
el dolor de amarte tanto...
¡ay! cómo me duele en las manos
ausente tu piel de nardos...
La noche desnuda y triste
se duerme sobre mi almohada,
tus ojos me están mirando
desde una luna olvidada...
La llovizna quedó afuera
bailando en la oscuridad,
sonríe con tu sonrisa
y me golpea el cristal...
¡Ay! que el silencio me duele
corazón que no se olvida...
¡ay!, que ya se aleja la noche
abrazada a la llovizna...
Voy a cerrar el balcón
antes que se asome el alba
voy a tratar de dormir
con tu recuerdo en mi almohada...