Manolo

Manolo fue un personaje típico de nuestra ciudad. Mi corazón de niño supo verlo, mezcla de miedo y atracción, con ojos de purrete bueno. Manolo no creció, quedó chiquito allá, en su fondo y en el mío, en el tiempo siempre lindo de la infancia linda. Manolo fue un pibe más para mi pibe. Manolo fue…y por eso así le canto:

Las calles no salpican ya tus pasos, Manolo,
gracioso atorrante, algo de Chaplín,
y la vida absurda te arrastró cual bolo,
tirao por la gente que hirió tu sentir.
Los rieles del Roca y el Cine Belgrano,
reflejan las muecas de tu figurín
y un tren misterioso de crotos lejanos
piantó tu tristeza de loco andarín.

¿Una monedita, señor, pa´Manolo?...
¡Traeme la sexta… después la verás!
Gorrión desolado que nació sin alas…
Cometa sin cola para remontar.
¿Una monedita, señor, pa´Manolo?
¡Lustrame los timbos… después la verás!
Cielo sin estrellas, pájaros sin nubes,
calle sin esquinas…a la soledad.

Un coro de violines y fueyes, Manolo,
cerró en dos por cuatro tu adiós infeliz
y un curda rotoso que tomaba solo,
lagrimeó el estaño con gotas de gin.
Tus ojos saltones brillaron, Manolo,
después del insulto de aquel malandrín…
¡Yo sé que sabías que no estabas solo
al ver la sonrisa de mi chiquilín.