No sé porqué. Será quizá el destino
que me empujó pa’ que rodara en el fango,
desde que di al compás de un tango
al hombre aquel, mi vida y mi amor...
No sé porqué, decían a mi paso,
siempre serás milonga, ¡es tu destino!...
Y llegué a ver muy negro el camino,
lleno de espinas y de dolor.
Yo con mi vieja feliz vivía,
yo trabajaba para comer...
y todo el barrio lo predecía
la milonguera se va a perder.
Y entre los mozos que me seguían,
al más canalla llegué a querer
y de mi casa piantome un día
para llevarme al cabaret.
Ahora cambió. No me baten milonga,
me oigo llamar de muy distinto modo
en el Pigall cambiaron mi apodo
me dicen La Reina del Cabaret...
Y cuando voy a ver a mi viejita
que perdonó mi loco desvarío,
oigo decir, alrededor mío:
¡Alma de milonga... siempre has de ser!