Me tragué los recuerdos por no llorar,
apagué las cenizas, corté el rosal.
Con el pecho encendido, sin arrugar,
puse todas las fichas en mi ideal.
Mi mochila porteña
lleva dentro un amor,
el olor de mi tierra,
mi ilusión de cantor.
Un balcón con malvones,
un dolor sin calmar
y un abrazo de amigo
que no quiero olvidar.
Voy pateando estaciones por la ciudad.
El aliento tan frío de soledad.
en mi voz la nostalgia de un bandoneón
es mochila argentina del corazón.