Hoy, soñé con pájaros que nunca morirán
sombras de colores que acarician el cordón
lluvias que prefieren no abrumar con soledad
tu boca y una flor
solícita y procaz.
Vi las hojas tercas que el invierno perdonó
y la luna en celo recostada en un portal
y el cielo abierto de tu piel
con mi anhelo de volar.
Y en un balcón, vi al sol jugando a la escondida
y a un picaflor cruzar en rojo la avenida
y un duende sensual
con voz de tenor
y un anochecer
tibio y turbador,
porque hoy soñé
con vos.
¡Ay!, cómo me duele tu sonrisa que no está
esa que una tarde en una esquina se perdió
esa que este sueño me devuelve con ardor
como un poema azul
que ronda como el sol.
Aunque a todo sueño corresponda un despertar
sueño que este sueño no me deje nunca más
y albergue el cielo de tu piel
mis anhelos de volar.