Si en el volante
de un automóvil
lograste honores
con tu valor,
fue porque tienes
un alma grande,
sos deportista
de corazón.
Y aún no contento
con esas proezas
hoy nos admiras
con una más,
la tierra es chica
y en el espacio
buscas peligros
con quien luchar.
Ya cruza el cielo azul
un avión prestamente
y el zumbar de su motor
hace volver la gente;
es un bravo argentino
a quien sobra valor
que desafía el peligro
que lucha con ardor y amor.
Y a Buenos Aires
él se dirige
rompiendo el aire
con el avión
y el aparato
bajo su mano
marcha contento
y “disparador”,
cada cilindro
de tu aeroplano
previene el triunfo
siente emoción,
parece que alma
él, también tuviera,
y grita gozoso
en cada explosión.