Niña Lavallense, florcita del pago
la noche en tu pelo tenías,
la miel de tus besos, junto a la ventana
mi boca ansiosa bebía.
El fuego de tus ojos, quemó a su antojo
la vida mía, la vida mía,
ahora son ceniza nuestros amores
ya no hay hechizo junto a la ría.
(Estribillo)
Cuando en las tardes por un momento
llegas a mí como en sueños
novia pueblerina
con que ternura en ti yo pienso
como a Nuestra Señora de la Merced
tus ojos siempre recordaré.
Esclavo y devoto de tu mirada
tendrás mi cariño niña Lavallense
mientras por la vida siga mi camino
este secreto será para siempre
Hoy has pasado por mi lado ajena
quebrando el silencio de mi amarga calma
extendí la mano y sólo la nada
respondió al deseo de lo que anhelaba.